No les importa la libertad,
aunque por ella griten
del brazo de los dictadores.
Aprueban una ley
del brazo de los dictadores.
Aprueban una ley
que estrangula gargantas.
Y lo peor de todo,
son los consentidores,
los corderos que creen
que cruzarse de
brazos
es mantener el orden de las cosas,
sus cosas.
sus cosas.